Un solo correo electrónico lo cambió todo. Me hice una prueba de ADN por diversión el día de mi 18.º cumpleaños, esperando aprender sobre mi ascendencia, no…
Descubrí que tenía un hermano. Confundido, le pregunté a mi padre. Se puso pálido y admitió haber tenido una aventura hace años: Daniel.
Mi supuesto medio hermano, fue el resultado. Pero algo no cuadraba.
Me puse en contacto con Daniel y cuando nos conocimos me soltó una bomba:
No éramos desconocidos. Vivíamos juntos de niños hasta que un incendio en casa mató a nuestros padres biológicos. No lo recordaba.
Según Daniel, nos separaron después: él entró en un hogar de acogida y yo fui adoptado. Al principio no le creí,
Để lại một phản hồi