Amber había renunciado al amor. A los 39 años, tras años de decepción, desamor y esperanzas frustradas, dejó de creer en los cuentos de hadas.
Cuentos. Eso fue hasta que una barbacoa informal en casa de su padre lo cambió todo. Fue allí donde conoció a Steve, el viejo amigo de su padre.
De una belleza ruda, gentil y con ojos que reflejaban una tristeza silenciosa, al instante captó la atención de Amber. Ella no estaba mirando
para cualquier cosa… pero algo en él se sentía familiar, seguro y magnético. Cuando su coche se averió esa noche, Steve ofreció
para arreglarlo. Un gesto amable se convirtió en una cena, y luego muchos más. En poco tiempo,
Amber se estaba enamorando, fuerte y rápido. Steve se convirtió en el hombre que ella no sabía que necesitaba: comprensivo,
atentos y profundamente amables. Seis meses después, se casaron. Su boda fue pequeña y perfecta: solo familiares cercanos y
Amigos. Amber, una vez convencida de que el amor no era para ella, se paró en el altar sintiéndose más segura que nunca. Pero en su…
En la noche de bodas, todo cambió. Después de ponerse algo cómodo, Amber regresó a su dormitorio y se detuvo.
en seco. Steve estaba sentado en el borde de la cama, hablando en voz baja… a alguien que no estaba allí. “Quería que vieras esto,
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