Después de escuchar por primera vez los latidos del corazón de su bebé, Henry y Emily salieron del consultorio del médico radiantes, hasta que lo vieron:
“Espero que haya valido la pena”, pintado con aerosol en el coche de Henry. La confianza de Emily se hizo añicos. Henry no la había engañado, pero alguien quería hacérselo creer.
La verdad era peor que la traición de un extraño: era su hermana, Claire. Sonreía en las cenas, sugería nombres para bebés, todo mientras…
Sembrando la duda. Ella lo admitió todo, alegando que estaba ayudando a Henry a escapar de una responsabilidad que alguna vez temió.
Pero el miedo no excusaba la crueldad. Devastados, Emily y Henry decidieron proteger a su familia y apartar a Claire de sus vidas.
Al final, las heridas más profundas vinieron de aquel que nunca sospecharon, y aprendieron que incluso la familia puede ser peligrosa disfrazada.
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