Mujer ve a su marido entrar a un motel con una chica y salir una hora después en mal estado – Historia del día

Una mujer tenía el presentimiento de que su marido la engañaba, así que un día decidió seguirlo hasta un motel, donde descubrió por qué regresaba a casa cansado y desaliñado.

Evelyn era una ama de casa de cuarenta y dos años, casada con un médico y con dos hijos maravillosos. Como ella y su esposo eran considerados parte de la élite familiar de su barrio, le importaba mucho su reputación y cómo los demás percibían a su familia.

Desde niña, siempre soñó con ser maestra de preescolar. Sin embargo, tras ser madre, dejó su carrera en segundo plano y aprovechó sus habilidades docentes para ayudar a sus hijos con las tareas escolares.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Pexels

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Para ella, la familia era muy importante porque creció viviendo en un hogar roto después de que sus padres se divorciaran cuando ella era apenas una niña.

Aunque su madre le contó una vez que su padre los había abandonado para irse a trabajar a un país lejano, de mayor descubrió que, en realidad, su padre había engañado a su madre. Desde entonces, juró que no le volvería a pasar lo mismo y que trabajaría para tener una vida familiar ideal.

Evelyn estaba viviendo esa vida familiar ideal: eran la familia perfecta, con un esposo médico e hijos que eran estudiantes con excelentes calificaciones.

Todas las mañanas, Evelyn se despertaba para preparar el desayuno para toda la familia. Todos bajaban a la cocina y comentaban las noticias de la mañana y sus planes para el día antes de ir a la escuela y al trabajo. Evelyn disfrutaba de su vida y se alegraba de que su familia adorara su cocina.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Pexels

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El esposo de Evelyn, Robert, era un cirujano muy respetado. Era el médico de mayor confianza para realizar operaciones complejas en su ciudad, y la gente viajaba desde otros estados solo para atenderse con él.

Mientras tanto, Evelyn se alegraba de quedarse en casa esperando a que sus hijos y su esposo volvieran. Cuando no estaba limpiando la casa ni preparando la comida, estaba en el estudio de yoga para su clase diaria o en la cafetería con otras amas de casa del barrio.

Un día, se sorprendió al ver que su esposo no llegaba a casa a tiempo para cenar. No le había avisado que llegaría tarde, así que eso la molestó.

Robert llegó a casa una hora más tarde de lo habitual, y Evelyn y sus hijos ya habían terminado de comer. Parecía cansado y desaliñado, así que Evelyn le preguntó qué había pasado. “¿Estás bien? Te ves agotado”, le dijo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Pexels

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“Fue un día duro en el trabajo. Tuve que quedarme hasta tarde por un caso raro”, explicó antes de devorar la comida de la mesa.

Como mujer meticulosa que era, Evelyn no se convenció de la respuesta de su esposo. Presentía que algo andaba mal, pero decidió no actuar primero.

Sin embargo, al día siguiente, durante el desayuno, Evelyn notó que el teléfono de su esposo se iluminó con un mensaje que decía “¿Vendrás hoy?”. Cuando Robert la vio mirando el teléfono, inmediatamente lo puso boca abajo.

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Evelyn presentía que su esposo la engañaba. Sin embargo, decidió no discutir con él, pues no estaba preparada para afrontar la verdad si confirmaba que él sí salía con otra persona.

En cambio, esa noche, esperó a que Robert saliera del hospital donde trabajaba. A las 6:00 p. m., salió puntual, como todos los días. Se subió a su auto y se marchó mientras Evelyn paraba un taxi para que lo siguiera.

Un par de minutos después, su coche se detuvo frente a un motel. En ese momento, el corazón de Evelyn latía aceleradamente y temblaba incontrolablemente. Salió del taxi y se escondió cerca de la entrada.

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Su esposo entró al motel, donde una mujer salió a saludarlo. Entraron juntos en una habitación, y Evelyn estaba desconsolada. No podía creer lo que veía y tenía muchísimas ganas de golpear algo.

Una hora después, Robert salió y Evelyn, furiosa, corrió hacia él. “¡Tramposo!”, gritó. “¿Cómo pudiste hacerme esto? ¡¿Cómo?!”, preguntó, golpeándole el pecho con las manos.

—Evelyn, cálmate —le dijo Robert a su esposa, intentando contenerla—. Déjame explicarte.

Robert tomó a Evelyn de la mano y la acompañó al interior del motel. Abrió la puerta de la habitación donde se encontraba y ella se sorprendió por lo que vio.

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Evelyn vio a un hombre acostado en la cama, con las piernas incapacitadas. Robert explicó que era su antiguo profesor, que vivía en la calle tras ser despedido de la escuela hacía dos décadas.

“Un día lo vi en la calle mientras caminaba a casa”, recordó Robert. “Estaba sentado, indefenso, en una acera sucia, con una mano en la pierna. Cuando le pregunté qué le había pasado, me dijo que no podía caminar por la lesión en la pierna”.

“Decidí inmediatamente tratarlo gratis, ya que no podía pagar la cirugía”, explicó Robert. “Vengo varias veces por semana, pero nadie lo sabe. Quería mantenerlo en secreto porque en nuestro hospital no se permite el trabajo pro bono”.

—Siento haberte hecho dudar de mi fidelidad, Evelyn —se disculpó—. Te amo y jamás te engañaría.

Evelyn estaba llorando, abrumada por la emoción. Él se dio cuenta de que su esposo no era lo que ella esperaba; era mucho más.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • No saques conclusiones precipitadas. Para Evelyn fue fácil asumir que su esposo la engañaba después de una serie de eventos, pero al final, se sorprendió al descubrir que su esposo estaba haciendo algo noble y admirable.
  • Haz el bien, incluso cuando nadie te ve. Robert era un médico muy respetado que solía cobrar mucho por atender a pacientes. Sin embargo, decidió tratar en secreto a un veterano debilitado de forma gratuita, pues sabía que era lo correcto.

Comparte esta historia con tus seres queridos. Podría inspirarlos y alegrarles el día.

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Este relato está inspirado en la historia de nuestra lectora y fue escrito por un escritor profesional. Cualquier parecido con nombres o lugares reales es pura coincidencia. Todas las imágenes son solo ilustrativas. Comparte tu historia con nosotros; quizás cambie la vida de alguien. Si deseas compartirla, envíala a info@amomama.com .

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