¿Dónde está el zapato?

Una noche, un compañero llevó a su secretaria a su casa después de que ella hubiera bebido demasiado en una recepción de la oficina.

Aunque fue un gesto inocente, decidió no contárselo a su esposa, que tendía a ponerse celosa con facilidad.

La noche siguiente, el hombre y su esposa se dirigían a un restaurante. De repente, miró hacia abajo y vio un zapato de tacón medio escondido bajo el asiento del copiloto. Para no llamar la atención, esperó a que su esposa mirara por la ventanilla para recoger el zapato y tirarlo fuera del coche.

Con un suspiro de alivio, entró al estacionamiento del restaurante. Fue entonces cuando notó que su esposa se retorcía en su asiento.

“Cariño”, preguntó, “¿has visto mi otro zapato?”

Tres hombres se encuentran en la puerta del cielo al mismo tiempo.

San Pedro sale y les pregunta uno por uno cómo perdieron la vida.

El primer hombre dice: “Pensaba que tenía una vida maravillosa. Tenía una esposa hermosa y un lugar encantador en el piso 22 de un edificio de apartamentos. Hoy llegué temprano del trabajo y encontré a mi esposa en la cama y la ropa de otro hombre en el suelo. Así que, por supuesto, empecé a buscar al bastardo que se acostó con mi esposa.

Ella insistió en que no había nadie más en el apartamento. Busqué por todas partes, en cada armario, debajo de cada mesa, pero no encontré a nadie. Luego fui al balcón a fumar un cigarrillo y refrescarme. Al salir, vi al hombre afuera, agarrado a la barandilla. Me quité el zapato y le di un golpe en las manos hasta que se cayó. Cuando miré hacia abajo para ver si estaba muerto, vi que se las había arreglado para agarrar la barandilla del balcón de un apartamento en el piso 18. Me enfadé tanto que fui a arrebatarle el refrigerador para tirárselo encima y rematarlo. Pero entonces mi pierna se enredó con el cable del refrigerador y, al caer, me arrastró con él; así fue como morí.

El segundo hombre dice: “Era limpiador de ventanas. Hoy trabajaba en un rascacielos. Mientras limpiaba una ventana en el piso 25, perdí el equilibrio y me caí. Mientras caía, logré agarrarme a la barandilla de un balcón, pero al instante apareció un hombre y me golpeó en las manos con su zapato. Perdí el equilibrio y volví a caer, pero logré sujetarme a la barandilla del balcón. Lo último que vi fue un refrigerador y al hombre volando hacia mí”.

El tercer hombre dice: «Bueno, imagínate. Acabas de acostarte con la esposa de un tipo. Él llega a casa. Te escondes en el refrigerador».

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