

Había un anciano que siempre iba en bicicleta a la casa de su hermano todos los fines de semana.
Le tomó 2 horas y siempre llegaba allí a las 2 p. m.
Un día intentó hacerlo en 1 hora.
Mientras se desploma en una colina por el agotamiento, mientras está sentado allí, un Corvette se detiene y le pregunta si necesita que lo lleve.
El hombre mira su reloj y ve que llegaría tarde si no, pero ya hay un pasajero, así que pregunta: ¿cómo?
“No hay problema”, dice el hombre en el Corvette, “Tengo una cuerda en la parte de atrás y ataremos tu bicicleta al parachoques trasero y podrás conducir”.
El hombre dice: “¡Está bien!”
Ellos arrancan y el conductor les grita: “Simplemente grita bip bip si voy demasiado rápido”.
No hay problema, piensa el hombre.
Llegan a una intersección y un Ferrari se detiene, los ojos del hombre se abren de par en par por el miedo.
¡Efectivamente, la luz cambia y se van!
De todos modos, el chico llegó a tiempo con sus hermanos y el Vette perdió.
Mientras tanto, en la comisaría local: «Hola, chicos, me acaba de pasar algo rarísimo. Un Ferrari y un Corvette me perdieron a más de 190 km/h en la calle principal».
“¿Qué tiene eso de raro?” preguntan los otros policías.
El primer policía dice: “¡Había un tipo viejo en una bicicleta detrás de ellos gritando bip bip e intentando pasar!”
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