

Cuatro mujeres se relajaban en una sauna, cada una envuelta modestamente en una toalla.
Dos eran más jóvenes, uno era de mediana edad y el último era un anciano lleno de energía.
De repente, un suave pitido llenó el aire. Una de las jóvenes se tocó el antebrazo para silenciarlo. Las demás la miraron intrigadas.
—Ah —explicó—, ese es mi busca. Me implantaron un microchip bajo la piel.
Poco después, sonó un tono melódico. La segunda joven se llevó la mano al oído con naturalidad y empezó a hablar. Al terminar, sonrió al ver sus expresiones curiosas.
“Ese era mi teléfono”, dijo. “Está integrado en un microchip en mi mano”.
La mujer de mediana edad rió nerviosamente, mirando su toalla como si esta pudiera mágicamente otorgarle una mejora tecnológica. Pero antes de que pudiera hablar, la anciana se levantó y salió de la sauna.
Momentos después, regresó con seguridad, con un trozo de papel higiénico colgando visiblemente de su espalda. Los otros tres la miraron en silencio, atónitos, con las cejas arqueadas, confundidos.
Sin perder el ritmo, la mujer mayor sonrió y dijo: “Bueno, mira eso… ¡Estoy recibiendo un fax!”.
¡¡JAJAJA!!
¡Espero que este chiste te haga sonreír! ¡Que tengas un buen día!
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