Un año después de perder a su amado hijo Christopher en un trágico accidente, Brenda finalmente encuentra la fuerza para visitar su tumba. Con el corazón aún apesadumbrado, llega a la ciudad donde él vivió y murió. Pero justo al bajar del metro, ve a una mujer idéntica a Harper: la esposa de su difunto hijo.
Brenda corre tras ella, llamándola por su nombre, pero la mujer insiste: «No soy Harper. ¡Me has entendido mal, señora!» , y desaparece entre la multitud. Todavía confundida y perturbada, Brenda visita el cementerio, solo para encontrar la tumba de Harper junto a la de Christopher.
¿La fecha de su muerte? Hace apenas una semana. ¿Cómo sería posible si Brenda la acababa de ver con vida? Decidida a encontrar respuestas, visita a Jake, el mejor amigo y exsocio de Christopher. Jake afirma que Harper robó millones de la empresa tras la muerte de Christopher, huyó de la ciudad y murió en un accidente de coche con fuego; su cuerpo solo fue identificado por un collar.
Pero algo no cuadra. Jake está nervioso. Sus maletas están hechas. Se va de la ciudad. Esa noche, Brenda finge dormir y luego revisa a escondidas el equipaje de Jake.Lo que encuentra la deja fría: pasaportes falsos , billetes de avión con nombres nuevos… y la foto de Harper entre ellos.
A la mañana siguiente, Brenda le prepara el desayuno a Jake y, a escondidas, le echa somníferos en la bebida. Mientras se desmaya, aparece Harper, sin saber que Brenda lo espera.
Brenda llama a la policía justo a tiempo. Harper es arrestada y, al ser interrogada, confiesa: ella y Jake fingieron su muerte, usando un cadáver robado y un accidente de coche simulado, con la esperanza de desaparecer con dinero robado.
Pero no contaban con una cosa: el amor inquebrantable y la intuición de una madre . La determinación de Brenda sacó a la luz su plan, demostrando que la verdad siempre encuentra la manera de resurgir, incluso de la tumba.
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