

El doctor Simon es conocido en todo Londres como uno de los mejores consultores en artritis.
Siempre tiene una sala de espera llena de personas que necesitan su consejo y tratamiento especializado.
Un día, una señora mayor entra lentamente a la sala de espera. Está completamente encorvada y se apoya pesadamente en su bastón. Le buscan una silla. Finalmente, le llega el turno de entrar al consultorio del doctor Simon.
Quince minutos después, para sorpresa de todos, ella sale rápidamente de su habitación, caminando casi erguida. Lleva la cabeza en alto y una sonrisa en el rostro.
Una mujer en la sala de espera dice: «Es increíble, un milagro. Entras doblado y ahora sales erguido. ¡Qué doctor tan fantástico! Dime, ¿qué te hizo el doctor Simon?».
“Milagro, milagro, me acaba de dar un bastón más largo”.
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