

Una rubia llevó a su bebé a un médico.
Tras examinarlo, el médico determinó de inmediato que el bebé tenía dolor de oído y le recetó gotas óticas.
En las instrucciones escribió: “Ponga dos gotas en el oído derecho cada cuatro horas” y abrevió “derecho” como una R con un círculo alrededor.
Pasaron varios días, y la rubia regresó con su bebé, quejándose de que el bebé todavía tenía dolor de oído, y su pequeño trasero estaba muy grasoso con todas esas gotas de aceite.
El médico miró el frasco de gotas para los oídos y, efectivamente, el farmacéutico había escrito las siguientes instrucciones en la etiqueta:
Ponga dos gotas en el oído derecho cada cuatro horas.
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