Dos borrachos entran a un hotel a altas horas de la noche.

Dos borrachos entran a un hotel a altas horas de la noche.

Se acercan al recepcionista nocturno y uno de ellos le dice: “¿Podrían facilitarnos una cama con dos habitaciones?”

“¿Se refiere a una habitación con dos camas?”, pregunta el empleado.

“Lo que sea, lo que tú digas.”

Entonces consiguen una llave y de alguna manera logran subir las escaleras hasta su habitación.

Tras diez minutos de forcejeo, incluso consiguen abrir la puerta. Al entrar, la puerta se cierra tras ellos y quedan en total oscuridad. Avanzan lentamente, y ambos caen en la cama más cercana a la puerta.

“Ahh”, dice uno, “por fin podemos dormir un poco”. Mientras intentan acomodarse, de repente se dan cuenta de que no están solos en su cama.

¡Oigan! ¡Hay alguien en mi cama! —dice uno de ellos.

“¡También hay alguien en mi cama!” dice el otro.

—¡Vamos a deshacernos de ellos! ¡Pagamos por esta habitación y vamos a dormir en las camas! —dice el primero.

Comienzan una lucha tremenda. Se empujan y forcejean hasta que finalmente uno de ellos tira al otro al suelo.

“¡¡ESTÁ BIEN!!”, grita, “He sacado mi mente de la cama”.

“Tienes suerte”, dice otro, “me tiraron y estoy demasiado cansado para seguir volando”.

—Bueno, no importa —dice el primero—. ¿Por qué no vienes a mi cama? Durmamos un rato.

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