

Un hombre camina tambaleándose por el bosque, totalmente borracho, cuando se encuentra con un predicador que está bautizando a la gente en el río.
Él procede a caminar hacia el agua y luego choca con el predicador.
El predicador se da la vuelta y casi lo domina el olor a alcohol. Entonces le pregunta al borracho: “¿Estás listo para encontrar a Jesús?”. El borracho responde: “Sí”. Así que el predicador lo agarra y lo sumerge en el agua. Lo levanta y le pregunta: “Hermano, ¿has encontrado a Jesús?”. El borracho responde: “No, no he encontrado a Jesús”.
El predicador, impactado por la respuesta, lo sumerge de nuevo, pero esta vez por un rato más. Lo saca del agua y le pregunta: “¿Has encontrado a Jesús, hermano?”. El borracho responde: “No, no he encontrado a Jesús”.
Para entonces, el predicador, desesperado, volvió a sumergir al borracho en el agua, pero esta vez lo sujetó durante unos 30 segundos. Cuando el borracho empezó a patalear, el predicador lo levantó. El predicador le preguntó de nuevo: «Por el amor de Dios, ¿has encontrado a Jesús?».
El borracho se seca los ojos, recupera el aliento y le dice al predicador: “¿Estás seguro de que aquí es donde se cayó?”
Để lại một phản hồi