

Un joven de 16 años llegó a casa con un Porsche y sus padres comenzaron a gritar: “¿De dónde salió el auto?”
Él les dijo con calma: “Lo compré hoy”.
“¿Con qué dinero?”, preguntaron sus padres. “Sabemos cuánto cuesta un Porsche”.
“Bueno”, dijo el muchacho, “este me costó quince dólares”.
Los padres empezaron a gritar aún más fuerte. “¿Quién vendería un coche así por quince dólares?”, preguntaron.
“Era la señora de la calle arriba”, dijo el niño.
No sé su nombre, se acaban de mudar. Me vio pasar en bicicleta y me preguntó si quería comprar un Porsche por quince dólares.
—¡Dios mío! —gimió la madre—. ¿Por qué vende un Porsche por quince dólares? ¿Quién sabe qué hará ahora? John, ve allí mismo y mira qué pasa.
Entonces el padre del niño caminó por la calle hasta la casa donde vivía la señora y la encontró en el patio, donde estaba plantando flores tranquilamente.
Se presentó como el padre del chico al que había vendido un Porsche por quince dólares y quería saber por qué lo hizo.
“Bueno”, dijo, “recibí una llamada de mi esposo esta mañana. Pensé que estaba de viaje de negocios, pero un amigo me dijo que se había escapado a Hawái con su secretaria. ¡Luego, ella le robó todo el dinero y lo dejó allí tirado!
Bueno, me llamó sin un dólar y me pidió que vendiera su Porsche nuevo y le enviara el dinero. Así que eso fue exactamente lo que hice.
¡¡JAJAJA!!
¡Espero que este chiste te haga sonreír! ¡Que tengas un buen día!
Un joven tartamudo vende Biblias.

Un joven se sintió inspirado a ayudar con la recaudación de fondos de su iglesia.
Le preguntó al predicador si podía participar en la venta de Biblias de puerta en puerta.
El predicador estuvo de acuerdo, pero sabiendo que el joven tenía una fuerte tartamudez, sólo le dio tres Biblias para vender.
Al día siguiente el joven regresó pidiendo más.
El predicador le dio otras cinco Biblias.
Al día siguiente el predicador le dio otros 10.
Al final de la semana, el joven rompió el récord de la iglesia por el mayor número de ventas de Biblias en una semana.
El predicador creía que había ocurrido una intervención divina.
Él quedó estupefacto y tuvo que descubrir el secreto del joven.
Entonces el predicador le preguntó al joven cómo pudo vender tantas Biblias en tan poco tiempo.
El joven sonrió y dijo:
“Les pregunté si querían com-comprar una Biblia o que yo se la leyera”.
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