Un hombre entra a un bar, mira a su alrededor y nota que hay un hombre mayor sentado en una mesa cercana.
Le dice al camarero: «Una ronda por mi cuenta para todos los presentes, excepto para ese viejo de allí».
Mientras le sirven las bebidas, mira al anciano con una sonrisa satisfecha.
Para su sorpresa, el anciano simplemente asiente y le devuelve una cálida sonrisa.
Confundido, el hombre pide otra ronda para todos (de nuevo, excepto para el anciano) y esta vez insiste en pedir sólo lo mejor.
Una vez más, el anciano sonríe, aún más grande que antes.
Frustrado, el tipo se vuelve hacia el camarero y le pregunta: “¿Qué le pasa a ese tipo? ¿Es un despistado?”.
El camarero se ríe entre dientes y responde: «¡Ay, no, señor! Ese señor resulta ser mi jefe… y el dueño del bar».
¡¡JAJAJA!!
¡Espero que este chiste te haga sonreír! ¡Que tengas un buen día!
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