Un hombre de Nueva Jersey fue a cazar un día a Nueva York y cazó tres patos.
Los puso en el cajón de su camioneta y estaba a punto de conducir a casa cuando fue confrontado por un guardabosques malhumorado a quien no le gustaba la gente de Nueva Jersey.
El guarda forestal le ordenó al hombre que mostrara su licencia de caza, y el hombre de Jersey sacó una licencia de caza válida de Nueva York.
El guarda forestal miró la licencia, se acercó, tomó uno de los patos, le olió el trasero y dijo: «Este pato no es de Nueva York. Es un pato de Pensilvania. ¿Tienes licencia de caza de Pensilvania, muchacho?».
El hombre de Nueva Jersey metió la mano en su billetera y sacó una licencia de caza de Pensilvania.
El guarda forestal lo miró, se acercó, agarró el segundo pato, le olió el trasero y dijo: «Este no es un pato de Pensilvania. Es de Rhode Island. ¿Tiene licencia de caza de Rhode Island?». El hombre de Nueva Jersey metió la mano en su cartera y sacó una licencia de caza de Rhode Island.
El guardabosques se acercó y recogió el tercer pato, le olió el trasero y dijo: «Este no es un pato de Rhode Island. Este pato es de Massachusetts. ¿Tienes licencia de caza de Massachusetts?». De nuevo, el hombre de Nueva Jersey metió la mano en su cartera y sacó una licencia de caza de Massachusetts.
En ese momento, el guardabosques se sintió extremadamente frustrado y le gritó al terrateniente: “¿De dónde demonios eres?”.
El chico de Nueva Jersey se dio la vuelta, se inclinó, se bajó los pantalones y dijo: “Dímelo tú, tú eres el experto”.
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